EL QUINTO METATARSIANO


Romperse un hueso es una putada. En primer lugar, porque es algo fortuito, que no esperas, te pilla de improviso, sin avisarte y, normalmente, en el momento más inoportuno; se te queda un careto que ni les cuento; sí, efectivamente, como cuando te mandan los recibos del agua con lecturas estimadas y un día te mandan la real y entonces, jurando en arameo, te acuerdas del grifo abierto mientras te lavabas los dientes, de Isabel II y toa su casta, y de su puto Canal. Algo así; más o menos.
     Es una putada también porque el dolor que sientes en ese momento es tan intenso que no hace falta haber estudiado Medicina y prepararte un MIR para saber que el hueso está roto y que en ese instante estás jodido pero bien. Al dolor se une ese ruido seco 'crashhhh...', como cuando coges un puñado de espaguetis y los partes por la mitad porque no te caben en la olla. Pues al dolor, además, se añade la grima. Un grimazo que te rilas; empiezas a sentir un sudor frío que te baña de arriba abajo, el estómago te empieza a dar vueltas como una lavadora y no sabes si te desmayas o es que vas a potar el pollo con bambú y setas que cenaste la noche anterior.
     Timing de la putada: caída, oír el 'crash', mareo, medio potar, 30 segundos aproximadamente.
     Cuando empiezas a reaccionar (si el incidente te ha pillado sola, sin nadie al lado), lo primero que piensas es 'madre mía qué ostia me acabo de enchufar'; lo segundo, 'me lo he roto, fijo' y lo tercero 'joder, no quiero ni mirar por dónde se me ha salido el hueso de los cojones'
     Timing del tiempo de reacción con los 3 pensamientos incluidos, otros 30 segundos, aproximadamente. Velocidad neuronal de crucero. De vértigo. Se lo juro por el Dragon Khan.
     Como el huesito en cuestión que se te ha roto, es uno del pie (para saber cuál, sí es necesario en esta ocasión haber pasado por la Facultad, porque con todos los que tenemos averigua tú qué puto hueso es) pues lo de levantarse empieza a resultar complicado. Si además, el incidente ha sido en el baño y te encuentras aprisionada entre un lavabo, el bidé, un armario y la puerta del baño, ya me dirán ustedes.
     Mientras, tu santo duerme plácidamente en la cama, -que maldita sea la hora que la dejaste-, y piensas 'bendita inocencia'. Bueno, piensas eso en un primer momento. Luego vuelves a pensar (porque se piensa mucho en momentos difíciles) '¿pero cómo no se ha enterado de que me acabo de ostiar? ¡Si se habrá enterado el bloque entero de vecinos de la escandalera!'. Y entonces, mientras casi que te vas de vareta por el dolor, comienzas a jurar (esta vez en persa, que las semíticas dan pa mucho) y a cagarte en todo lo cagable; como si tu santo tuviera la culpa de estar durmiendo mientras tú entras como las locas al baño, con tacones y todo. Pero cuando nos va mal, ya saben que es costumbre echar la culpa a otro. Deporte nacional que se llama.
     Timing de pensamientos destructivos: un minuto aproximadamente.
     El siguiente paso es arrastrarte por el suelo como una sabandija intentando llegar a tu santo para que te ayude. Y como son las 7 de la mañana, encima procuras no hacer más ruido para no molestar. [A ver pedazo de anormal, ¿para molestar a quién?¿A la comunidad de vecinos que tú ya pensabas que se habían enterado ya que tus 70 kgs. habían salido rodando por el suelo?¿A tu santo, al que precisamente tienes que despertar para que te ayude a dejar de arrastrarte con falda y tacones por el pasillo?... Un poquito de por favor, hombre, que estamos muy tontos...]. Y tímidamente, llegas a los pies de la cama susurrando y suplicando ayuda, con la lágrima asomando y a punto de saltar también y ostiarse.
     Tu santo, que duerme como tal, pero que tampoco está sordo del todo, terminar por abrir los ojos en la oscuridad del dormitorio y, sin haber tenido tiempo de ubicarse ni temporalmente ni geográficamente, adivina una sombra que se arrastra hasta su cama susurrando su nombre. Entonces es cuando tu santo, que aún no ha superado el trauma de Poltergeist y su 'Caroline, ven hacia la luz', piensa que la puerta del Infierno acaba de abrirse para tragarle y es cuando se arma la del 2 de mayo. Ni las 7 de la mañana, ni ostias; un ¡sálvese quien pueda que los demonios me llevan!... hasta que tu santo se percata de que el Freddy Krueger de sus sueños no es otro que la anormal de su parienta arrastrándose en tacones por la habitación. 'Otra broma; como cuando me pincha en la planta de los pies con un palillo de dientes cuando ando descuidado'. Pobre santo.... Pero no; esta vez no es una broma; la voz es lastimera, débil, quebrada. Esto va en serio.
     Así es que tu santo sale disparado de la cama. Intentas explicar lo que ha ocurrido pero sólo aciertas a decir:
- Me lo he roto.
- Que te has roto ¿qué?
- Me he roto el pie.
     Y tu santo, en un gesto heroico y hercúleo intenta... sí, efectivamente, intenta levantarte del suelo y ponerte en pie, ¡con dos cojones!.
     Como a estas alturas, despertar a los vecinos ya te importa una mierda, pues vas y con las pupilas rojas y dilatadas le tiras a tu santo así, a bocajarro: "¿pero tú eres gilipollas?¿No te estoy diciendo que me he roto un pie?¿Cómo vas a ponerme en pie????". Y tu bendito te mira a la cara mansamente, por no cruzártela de una bofetada, que es lo que a cualquiera se le puede pasar por la cabeza, y te dice: "¿y qué hacemos?¿Te quedas tirada en el suelo? Ya, si eso, lo piensas y me dices algo". Sí señor, vélo ahí. De una lógica aplastante.
     Entonces es cuando tomas conciencia del alcance real de la jodienda y te derrumbas. Se ha pasado el mareo, la grima, las ganas de vomitar, todo..., menos el dolor que va 'in crescendo'. Ahora sí que te atreves a mirar hacia abajo, donde se supone que tienes el pie. Te quitas el zapato, las medias y....voilà! oh là là! ¡ahí está! ¡tu pie!!!... bueno... lo que queda de él tal y como tú lo recordabas 10 minutos antes. Ahora es un bulto sospechoso dejado caer en el suelo en una postura un poco rara, la verdad, como si le hubiera dado un vahído. Parece un sapo hinchado y está empezando a cambiar de color sospechosamente.
     Y de repente, recobras la compostura, vuelves al mundo real y pones en marcha la maquinaria de emergencia, ante la mirada expectante de tu santo, que espera instrucciones para no meter la gamba y al final te suelte la bofetada por histérica.
     Lo demás ya viene rodado. Los minutos siguientes te enchufas un nolotil, te quitas la ropa del trabajo, te pones el chándal y UNA zapatilla, llamas a un taxi, bajas los escalones del portal sentada de culo, urgencias, placa, diagnóstico, sala de enyesados, y alas 7'45 en casa con una escayola, 15 días (de momento) de total inmovilización, fotografía del pie enviada por whatsapp a tu jefe (que no está el horno para bollos), y entonces, sí, por fin, miras a tu santo, que en ese momento lo es más que nunca y agradeciéndole a tu suegra que lo haya parido, rompes a llorar como si Chanquete hubiese resucitado y vuelto a morirse.
     Lees y relees el parte de urgencias: fractura del 5º metatarsiano. Ostias!!! ¿y eso qué es? Yo no tengo de eso, imposible. Yo tengo tibia, peroné, cúbito, radio, en fin, esas cosillas que tiene todo el mundo... pero ¿5º metatarsiano? amos, amosssssssss. ¡Hala!, tirá p'al google, que lo que no sepa ése... Pues sí, va a ser que sí, que tengo el 5º metatarsiano ése. sigo leyendo el parte... Fractura de Jones. P'a partirse tol chuzo. De Jones no, de eso nada, fractura de Co-Jones es lo que tengo. Ea, al Google otra vez.
     A las 11 de la mañana ya tengo la funda del sofá llena de escayola, mi santo me ha traído unas muletas, el parte médico está en mi empresa, me he tomado 2 cafés, he subido fotos del pie al Facebook y al Twitter y acabo de hacerme un máster sobre el 5º metatarsiano. Lo que viene siendo estudiar en profundidad una crisis para buscar soluciones (que a lo mismo es cuestión de ir rompiendo piernas a unos pocos...).
     Y después de todo este 'speech' se preguntarán algunos si es que se me ha terminado de ir la cabeza. Bueno, no del todo aún.
     Hace tiempo que estoy convencida de que todo pasa por algo. Y una vez repuesta del mal rato y viendo que una fractura de Jones requiere normalmente un periodo de convalecencia largo, comienzas a darle vueltas al por qué de este accidente justo en ese sitio y justo ese día, que eso además es otra historia. La primera lectura, clara: había que parar; parar YA. ¿Por qué?. Para saberlo tendría por delante 2 meses y medio. Y las respuestas llegaron... como siempre.
     Hace unos días encontré, en una vieja caja de música, un poema escrito en romanó, que un amigo me dedicó hace años. El poema empieza diciendo 'quien busca encuentra'. Y ese día empiezas a buscar otra vez, una vez más...

Comentarios

  1. Muy gráfico, me alegro de que haya sido por algo...

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    1. No te quepa duda amig@. Al final, todo tiene un propósito en la vida.

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  2. Menos mal que nos queda Portugal ;)
    Que recuerdos... que recuerdos....
    La convalcencia de"tobilloshichadotodalslastardes" en la playita.
    Se te adora. "CANOCAVA" y no soy tu compañero de curro AHHHH DIVINAS!!!!

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  3. Solo una aclaración, es que no se si lo sabes, los cojones no tienen hueso....

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  4. Jose Luis Pabón Ortiz14 de julio de 2013, 6:44

    Descojonante, ágil, ameno en fin muy bueno tu artículo. No me parece tan buena la idea de pincharle a tu santo con un palillo de dientes - sadismo al cubo - quizás la causa de tu rotura, fue un castigo de Dios que protege a sus santos.
    Quedo enganchado a tu blog.

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  5. Respondo a mi tocayo, define el artículo como lo hubiera hecho yo. Ameno y con desparpajo.

    Perdón, respondo, tal vez usurpando a quien tiene el derecho de hacerlo o no, que para eso es su blog.

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  6. Todos los artículos, amenos y bien escritos, pero el 5º meta me hizo lector entusiasta y más aún, fanático de la escritora.

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