FUNDIDO EN NEGRO...
Todo intentos, huidas hacia adelante, hacia no se sabe bien qué o dónde. El corazón encogido por el frío, el miedo, la angustia de ser olvidado, arrojado a los infiernos, pisoteado, destruido y reducido a cenizas. sin posibilidad de ser fénix nunca más. Con el alma seca, acongojada y a oscuras; sin faro que la guíe, sin limbo donde reposar, ni fuente donde beber. Sin transmigraciones, ni fusiones, ni reencarnación posible.
El nudo que oprime el pecho, presionándolo, recordándole que el corazón está ahí. Lluvia en el espíritu, tormenta en la noche oscura y solitaria que se presenta sin madrugada. Café especiado, tabaco, niebla, rayos y truenos, nubes y relámpagos, retumbando en su cabeza, martilleándola sin parar, con percutor. Una y otra vez, una y otra vez, sin principio ni fin, sin descanso, eternamente.
Ojos que miran sin ver, vacíos, sin cuencas, planos. Garabatos negros que pintorrean una cara y un rostro desdibujado, desfigurado, surcado de incredulidad, de miedo, de asombro y de amor. Ojos asombrados de ver que aún albergan lágrimas; lágrimas negras, lágrimas secas, lágrimas blancas, lágrimas húmedas, lágrimas que esperan y desesperan, lágrimas con sangre y puñales, lágrimas de pena negra y bajío, lágrimas de luna llena, de presentimientos; lágrimas de duda, lágrimas que se derraman desnudas sobre el lecho, lágrimas de amor, de vértigo y pellizco, de pasión y duende. Lágrimas de hielo y frío. Lágrimas que no eran, pero son.
La boca que grita sin voz, sintiendo lágrimas en sus labios. Labios blancos, sin sangre, de rabia e impotencia. Labios que supieron hablar sin abrirse y que ahora permanecen sellados para no molestar al silencio. Labios putrefactos, negros, sin nada que besar, sin nada que odiar. Vacíos, secos. Mudos ya. Sin nada que los moje, sin otros labios que los besen; sin lengua que los explore y les haga temblar. "Noche oscura del alma...".
Luna fría y temblorosa sobre ancianos olivos y robles milenarios. Luna de aquelarre, de brujas decrépitas; viejas descreídas de alma antigua y andrajos, celebrando la danza del macho que no acudirá a su cita.
Velos negros en el alma, en el corazón y las vísceras; jironazos de piel al viento para alimentar a los cuervos. Lobo solitario buscando la manada que lo abandonó por débil y cobarde. Bosques profundos, sin guarda, sin árboles. Pozos negros sin fondo, sin cubo ni brocal. Arenas movedizas atrapando al incauto que se asoma.
Van pasando las horas en el reloj del alma. Tic tac. Sin remisión, sin perdón; a latigazos, como un caballo desbocado echando espuma por la boca, resonando sus cascos desquiciados en la negra noche. Pena negra y bajío, del malo, del que pudre las entrañas.
Paranoia, locura, desquicie, rasgado de vestiduras y cabellos. Y después, el silencio... y un fundido en negro.
El nudo que oprime el pecho, presionándolo, recordándole que el corazón está ahí. Lluvia en el espíritu, tormenta en la noche oscura y solitaria que se presenta sin madrugada. Café especiado, tabaco, niebla, rayos y truenos, nubes y relámpagos, retumbando en su cabeza, martilleándola sin parar, con percutor. Una y otra vez, una y otra vez, sin principio ni fin, sin descanso, eternamente.
Ojos que miran sin ver, vacíos, sin cuencas, planos. Garabatos negros que pintorrean una cara y un rostro desdibujado, desfigurado, surcado de incredulidad, de miedo, de asombro y de amor. Ojos asombrados de ver que aún albergan lágrimas; lágrimas negras, lágrimas secas, lágrimas blancas, lágrimas húmedas, lágrimas que esperan y desesperan, lágrimas con sangre y puñales, lágrimas de pena negra y bajío, lágrimas de luna llena, de presentimientos; lágrimas de duda, lágrimas que se derraman desnudas sobre el lecho, lágrimas de amor, de vértigo y pellizco, de pasión y duende. Lágrimas de hielo y frío. Lágrimas que no eran, pero son.
La boca que grita sin voz, sintiendo lágrimas en sus labios. Labios blancos, sin sangre, de rabia e impotencia. Labios que supieron hablar sin abrirse y que ahora permanecen sellados para no molestar al silencio. Labios putrefactos, negros, sin nada que besar, sin nada que odiar. Vacíos, secos. Mudos ya. Sin nada que los moje, sin otros labios que los besen; sin lengua que los explore y les haga temblar. "Noche oscura del alma...".
Luna fría y temblorosa sobre ancianos olivos y robles milenarios. Luna de aquelarre, de brujas decrépitas; viejas descreídas de alma antigua y andrajos, celebrando la danza del macho que no acudirá a su cita.
Velos negros en el alma, en el corazón y las vísceras; jironazos de piel al viento para alimentar a los cuervos. Lobo solitario buscando la manada que lo abandonó por débil y cobarde. Bosques profundos, sin guarda, sin árboles. Pozos negros sin fondo, sin cubo ni brocal. Arenas movedizas atrapando al incauto que se asoma.
Van pasando las horas en el reloj del alma. Tic tac. Sin remisión, sin perdón; a latigazos, como un caballo desbocado echando espuma por la boca, resonando sus cascos desquiciados en la negra noche. Pena negra y bajío, del malo, del que pudre las entrañas.
Paranoia, locura, desquicie, rasgado de vestiduras y cabellos. Y después, el silencio... y un fundido en negro.
Hace diez minutos que terminé de leerlo y sigo temblando, necesito un abrazo que me consuele.
ResponderEliminarLos abrazos siempre son necesarios. Exígelos siempre.
Eliminar¡Qué barbaridad, qué forma de escribir! Cada vez me sorprendes más Amelia. Me tienes fascinada, menos mal que te reeencontré, no pienso dejarte escapar de nuevo, ya formas parte de mis amigas más preciadas.
ResponderEliminarNo huiré. Aquí me tendrás. Es de lo más bonito que me han dicho últimamente. Besos cielo.
EliminarUna demostración más de la facilidad de la escritora para dominar cualquier tema, Un cambio brutal,con los artículos anteriores. Te hace sentir la pena del desamor, un dolor llevado al paroxismo.Un alma sumida en pensamientos desgarradores.
ResponderEliminarUna paranoia contada con una fuerza que sume al lector en mundo tenebroso,dejándole un poso de sinsabor en su mente. TREMENDO
No gustó tu comentario a la escritora, no te contesta
Eliminarpara mi es una definición dura pero exacta de la soledad del ser humano
ResponderEliminarTodos nacemos solos y al final, solos terminamos, con nosotros mismos. Nuestras paranoias y fantasmas forman parte de nuestro equipaje.
Eliminar¿Que pasa por esa cabecita para engranar tantas palabras con tanto arte?
ResponderEliminarEsta cabecita, Serafín, anda bullendo como olla a presión. Esto es terapia. ;)
EliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
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