ALMA DE MUJER

  
Hace algunos días, haciendo zapping en casa, en busca de algo que no fueran culebrones, el Sálvame, deportes o películas ya vistas, -por aquello de desintoxicarnos de vez en cuando-, fui a dar con un documental que estaba comenzando justo en ese momento y que me enganchó desde el mismo instante en que sintonicé el canal (el canal no se lo digo a uds., que la vida está chunga de rilarse y el que quiera publi en mi blog, que la pague).
   El documental en cuestión tiene formato de película, diría yo; o mejor dicho, es una película grabada como un documental y narrada en primera persona por el autor y director de la misma, Alejandro Alvarado Jódar. Su título "Pepe, el Andaluz". Es una producción de 2012.
   El argumento, sencillo: Alejandro Alvarado, -quien siempre creyó que su abuelo, José Jódar Sánchez, había muerto- investiga la biografía de éste; por curiosidad, el motor que mueve el mundo. Una búsqueda que se prolonga a lo largo de los años y que termina por reconstruir la vida de su abuelo, "Pepe el Andaluz"; una historia de Guerra Civil, emigración, desencuentros, amor y desengaño. Como ahora, pero con tiros, bombas y aviones.
   De la película no quiero contarles mucho más. Busquen el documental en la red. No les va a decepcionar, precisamente porque es una historia real; tan real como la jodida realidad que rodea este país de comedia barata al que llaman España. Tan real como los muertos a manos de los fascistas, los 'nacionales', o a manos de las terribles 'hordas rojas'; tan real como el asesinato de Federico; tan real como el miedo a la emigración y al desarraigo; tan real como el miedo al 'qué dirán', a los desahucios o el desempleo. 1940 vs. 2013.
   La historia, como les decía, es una de tantas que seguramente muchos de uds. tendrán en su árbol de familia. Pero la de Pepe el andaluz a mí, particularmente, me tocó la fibra por el paisanaje y fundamentalmente, por la abuela de Alejandro, María, la mujer del andaluz; por su actitud ante la vida, por su valentía.
   Aunque no quiero destriparles nada, como les dije antes, José Jódar Sánchez, Pepe, luchó en la Guerra Civil en el bando franquista. Al término de la contienda abandonó el ejército y fue entonces cuando conoció a María, la abuela de esta historia. Pero al poco tiempo, y por circunstancias que se van revelando a lo largo de la película, Pepe embarca en el puerto de Málaga con destino a Argentina y los bolsillos llenos de esperanza en un futuro mejor para su familia a la que deja, y de promesas de venir a recogerles cuando todo allí se estabilice y les pueda ofrecer lo mejor. Era 1945.
   Y hasta hoy. María se quedó en España con sus tres hijos, luchando por sacarlos adelante en un país con síndrome de estrés post-traumático, comido de mierda, de chinches y de piojos; estragado por el hambre y marchando a golpe de tricornio y sotana mientras paseaba dictadores bajo palio. Una alegría.
   Alejandro creció con su abuela escuchando en alguna ocasión que Pepe el andaluz murió después de la guerra. Y de no ser por la curiosidad de Alejandro, nunca hubiéramos conocido esta historia. Conforme el director va avanzando en la búsqueda de su abuelo se nos van mostrando detalles, a veces trágicos, a veces tiernos; el primero de ellos, que Pepe no murió en la guerra como a su nieto le dijeron. Pepe emigró y nunca volvió. Así de simple.
   Lo que me impacta de la cinta es la actitud de María, la abuela. Mientras ve cómo su nieto va avanzando en sus pesquisas, María va sumiéndose en las profundidades de su memoria... y calla. María sabe mucho más de lo que ha contado a su nieto y de lo que ni siquiera se atrevió a contar a sus propios hijos. Y en un momento de la narración le dice a su nieto, sentenciando con serena dureza: "si seguimos hablando, al final vamos a llegar a momentos terribles". Así, sin anestesia. Y cuando Alejandro va a emprender la búsqueda en Argentina, su abuela se despide de él, ajena a la cámara que graba: "si encuentras a tu abuelo díle que yo le perdono todo porque le quiero".
   Y yo, en este momento, que no he podido echar la cabezada por culpa de "Pepe el andaluz", me rompo y me regalo unas lágrimas, y luego unos mocos y más lágrimas aún. Yo, que presumo de odiar las comedias románticas y los folletines, y me encuentro ahora echando mano del arsenal de moqueros.
   Y lo que pienso es qué tiene de especial esta historia para que a una le tiemblen hasta las pajarillas. Una historia más de la guerra; como tantas otras. Y lo que tiene de especial no es Pepe "el andaluz", sino María. Ella da sentido a esta historia. Ella es la que sabe y calla desde 1945, Ella es la que sabe que Pepe no murió. Que Pepe, buscando algo mejor, no encontró fortuna sino otra familia, otros hijos, y cerró el capítulo María como quien cierra las ventanas cuando se avecina la tormenta.. María calla y nadie pregunta; sus hijos tampoco. Y pasan los años y un día un niño empieza a hacer preguntas, ¿por qué? ¿dónde? ?quién?. Preguntas que han traído, mal o bien, al ser humano hasta donde está. Preguntas que llevan a un niño a hacerse hombre intentando saber de dónde viene para decidir, tal vez, a dónde va. Preguntas que no enseñan en la escuela; preguntas que están en cada uno de nosotros como marca de nacimiento y que terminarán dando sentido, algún día, a la maleta que llevaremos en nuestro último viaje.
   El amor incondicional de una mujer que calla y aguanta un viejo corazón roto y cansado. Un amor vivo a lo largo de los años que no ha tenido más riego que el deseo de que, allá donde Pepe esté, que esté bien. Un amor que se da porque sí, gratis, por la patilla. Un amor que mantiene vivo el corazón de quien lo siente.
Y ustedes me perdonarán que en este punto yo me ponga estupenda y les diga que NADIE ni NADA en el mundo puede amar como lo hace una mujer. Y no es cuestión de más o menos, ni siquiera de calidad. Es una cuestión de ALMA. Y el alma de una mujer es algo inefable, divino, intangible. No puede medirse ni tocarse. El alma de una mujer abriga y acoge en invierno y es soplo de aire fresco en las interminables travesías por el desierto. Calma la sed si eres capaz de buscar en el fondo del pozo de sus ojos; te arrastra con fuerza sin tener dónde agarrarte. El alma de una mujer es versátil y dúctil para capear temporales en aguas profundas. Madre, amiga, hermana, esposa, amante, bruja, hada, musa... guardiana de los más preciados tesoros. Prisión incondicional para el ladrón furtivo. Escalera al cielo y a los infiernos. Refugio en el naufragio y barco a la deriva cuando se enamora, Faro para el rumbo perdido y luz de gas en las noches de amor.
   Si alguna vez tenéis la tentación de apresarla, poseerla, haced como Pepe; coged un barco y partid lo más lejos que podáis. Y no os preocupéis, porque ella sabrá recomponerse; recoger sus trozos rotos y empezar de nuevo. Si la queréis poseer eternamente, no preguntéis cómo hacerlo: sentidla y empapaos de ella hasta que vuestro corazón deje de latir.

Dedicado a aquellos trozos de cielo que nos regalan las madrugadas.


(Fotografía tomada de www.gabitogrupos.com)
 

Comentarios

  1. Me encanta como describes a la mujer, de forma tan sencilla y completa, elocuente, profunda. Se ve que conoces bien al género.
    Respecto a la historia, ayer mismo terminé de leer "La voz dormida" de Dulce Chacón, que cuenta historias paralelas de un montón de mujeres que vivieron esa época. Muchas lo perdieron todo, menos la capacidad de amar y la esperanza de ser amadas, lo único que perdura cuando no queda nada más.
    Gracias por escribir cosas tan bonitas y sensibles.
    Tu Pini

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias corazón. De eso se trata, de que disfrutéis con historias reales. La vida. Besos.

      Eliminar
  2. Sólo una mujer puede describir el interior de la protagonista, de la que Amelia extrae magistralmente sus vivencias para plasmarlas en un artículo pleno de sentimiento y amarga realidad.
    Trozo de cielo es tu prosa, regalo de madrugada.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Jose. Un incondicional siempre. Alegra saber que estás aquí siempre en este cuartito de la plancha. Me alegra que la Dama de Negro acompañe tus madrugadas. Si ALMA DE MUJER, es un trocito de cielo para ti, gracias.

      Eliminar
  3. Sencillamente inigualable...
    Magistral.
    Lo leo y lo releo y cada vez me gusta más.
    Es el mejor artículo que te he leido. El más vívido. El mejor relatado.
    Tu santo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Qué puedo decirte? tú viste este documental también. Ambos lloramos. No sólo unen las risas, las lágrimas también. Gracias por estar siempre.

      Eliminar
  4. Conocía la historia,pero me encanta como está relatada. Profundidad y sentimiento es lo que añade la escritora. Me gustaria saber si tiene libros escritos. Mi felicitación

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

MADRID TIENE MADRUGADAS...

EL REGRESO

LA CONDENA DE PEPE BRETÓN